viernes, 22 de mayo de 2015

Ivan.

Pues parece un escape de lo rutinario, de la historia común, aunque parezca ilógico, de la anécdota sobre el que cualquier persona quisiera hablar un viernes por la noche...

Mis noches laborales son un verdadero tormento mientras no me den el sueldo, no puedo mentir, aunque deba fingir una sonrisa a cada cliente al que recibo administrar un hotel cada viernes y sábado por la noche no es el trabajo mas deseado por un chico de tan solo 19 años.

Viernes 15 de Mayo del 2015, 8:30PM.

Resignado por olvidar mi cena decidí  tomar un poco de refresco de la señora encargada del mantenimiento de las habitaciones haciéndome creer que podía aguantar toda la noche con eso, como si mi estómago fuese así de conformista, de igual forma, me coloqué mis audífonos y empecé a escuchar música esperando la llegada de un nuevo cliente. Para alegrar mi noche, recibí en ese momento un mensaje vía Whatsapp de mi hermana, -Tengo hambre- rezaba el mensaje, los ojos se me volvieron par de corazones como si se tratare del amor de mi vida, y eso por dos razones:

  • Tenía a alguien que me podía auxiliar en ese momento de agonía.
  • Mi hermana me puede abandonar en cualquier momento, menos en el de hambruna.
En efecto, salió a comprar la cena y en menos de 40 minutos ya estaba en la puerta del hotel acompañada de una grande e increíble parrilla junto a su respectiva lata de Pepsi-Cola super fría, el beso en la mejilla, el abrazo, las gracias de mi parte, el hasta mañana y a comer!

9:45PM.

Sentado y con el olor de la carne merodeando en las cercanías de mi rostro, no faltaba más...

Habitación número 04 se despide, me entregan el control del TV de la habitación y salen dejando la puerta del hotel sin seguro, y yo, que no me percato de lo ocurrido mantengo mi plan de terminar de una vez por todas con el hambre que me atacaba y con esa parrilla que olía cada vez mejor. Dos, tres bocados de carne y me abren la puerta del hotel sin aviso alguno. -Buenas noches, la puerta está abierta- dice la persona, cierra y se queda estática frente a ella, yo, que ya no entendía por qué motivo alguien podía llegar a mi puerta sin tocar, abrirla, decir eso y volver a cerrar, decidí levantarme, deje mi apetitosa cena sobre el escritorio y me acerco a la puerta de entrada, antes de asomar el rostro frente a la ventanilla de la misma decido muy cuidadosamente colocarle el seguro, me asomo y frente a mi se encontraba un chico, de quizás 21 años de edad, ropa descuidada y sucia, delgado, mestizo, posiblemente 1.75mts de altura, con el ojo izquierdo desviado y una notable dificultad para hablar. Entre la sorpresa e incertidumbre no sabía como reaccionar así que lo único que salió de mi boca fue -Buenas noches, ¿En qué le puedo ayudar?-, y así fue como empezó esta conversación que a continuación voy a citar textualmente.

Ivan: En nada, no vengo a pedirle nada.
Joseph: ¿De dónde vienes?
Ivan: Vengo de La Guaira, mi hermano me dejó en un autobús  porque se avergüenza de mi.
Joseph: ¿Y tus padres? No digas eso, ¿Por qué se avergonzaría de ti? Pero primero que todo, ¿Cómo te llamas?
Ivan: Me llamo Ivan, mi  mamá murió hace años y mi papá hace poco mas de un mes, mi hermano se avergüenza de mi al igual que todos. Tengo dos hermanos, uno que me dejó en el autobús y otro que apenas mi papá murió  me dijo "hasta aquí te trajo el río".
Joseph: ¿Cuál es tu condición Ivan?
Ivan: Señor, yo soy un niño especial, sufrí de Meningitis a los 10 meses y quedé con un problema mental, señor, yo no soy loco, pero tampoco estoy bien, tengo ya como un mes aquí, no tengo ni cédula, quise hacer la denuncia en la radio y no me dejaron entrar, no sé que hacer, si mi papá estuviese aquí todo sería diferente, extraño a mi papá.

Esto último produjo el llanto de Ivan, que se posó frente a la puerta del hotel con las manos unidas en la parte baja de la espalda recordando a su padre. Frente a él, y con una puerta de por medio, estaba yo, intimidado por su llanto más que por su estado ya que el que me conoce sabe que no sé como reaccionar ante el sollozo de una persona, y es que al ver llorar a alguien, me convierto de alguna manera en esa persona y olvido hasta el significado de la palabra "aconsejar", a menos de traer una buena nueva, nada podrá calmarme, así que prefiero que el silencio que tantos odian y que yo adoro, me explique el por qué de las cosas.

Decidí darle dos indicaciones a fin de ver que estaba totalmente indefenso y proceder a abrir la puerta.
-Súbete la franela.
-Date la vuelta y tócate los bolsillos.

Abro la puerta y con determinada distancia le comento -Me llamo Joseph, por cierto-, y empezó una nueva conversación sin puerta que interrumpiera.

Ivan: Hoy había un evento de motos en el terminal y un vigilante me golpeó la cabeza para no dejarme pasar aun cuando él sabía que eso es público, aquí no saben tratar a las personas, no me respetan.
Joseph: Bueno Ivan, entre lo poco que puedo ayudarte, te puedo ofrecer la llamada a las autoridades, en cada ciudad debe existir una institución encargada de tratar a personas con tus condiciones.
Ivan: Los policías me tratan mal.
Joseph: Yo hablaré por ti y les diré que eres una persona buena, tú tranquilo.

Tomé el teléfono del hotel y me dispuse a realizar la primera llamada a las autoridades de mi ciudad, lo hice en las afueras del mismo, junto a Ivan, que parecía sentirse mal, se quedaba inmutado mirando el suelo mientras tocaba su oreja derecha con su mano, a manera de distracción.

171: Buenas noches. Policía de Carabobo, ¿En qué podemos ayudarle?
Joseph: Buenas noches, en la puerta de mi trabajo se encuentra un joven de 20 años aproximadamente, sufrió de Meningitis a los 10 meses de nacido lo que conllevo a una discapacidad mental que presenta hoy en día, no tengo idea de como ayudarlo, así que acudo a ustedes para que vengan y lo atiendan.
171: Disculpe Señor no disponemos de patrullas en estos momentos, por favor comuníquese con la policía municipal para que le envíen la patrulla.

Me dieron el número de la policía municipal y realicé el primer llamado, me comunicaron que de inmediato me enviaban la patrulla, la primera llamada la realice entre las 10:00pm y 10:15pm, con entera confianza de que la policía de mi ciudad era ejemplar. Luego de colgar me vuelvo a acercar a Ivan y me dice en tono muy bajo -Me duele la pierna Joseph-, le ofrezco pasar, acepta, lo llevo a una silla que se encuentra justo al lado de las escaleras del hotel y poniendo mi brazo en su hombro le digo -Listo, ¿Todo bien?-, sube la mirada y me responde -La pierna y el hambre nada mas está mal, lo demás está bien, pero no importa-, esa respuesta me hizo recordar mi ansiada cena, y que su aroma inevitablemente atontó al chico en el camino de la entrada a la sala, pensando en ella decido preguntarle a la señora de mantenimiento por un plato para compartir la parrilla con Ivan, la señora responde afirmativamente y saca un plato hondo de la nevera del hotel, increíblemente frío se encontraba el plato, con trozos de hielo dentro de él, tomé un pañuelo que tenía en mi bolsillo, le quite los trozos helados, pero el plato aún seguía frío, sin mas nada que hacer, fui a la oficina y dividí en dos la parrilla, una mitad para Ivan y la otra para este servidor que moría de hambre desde las seis de la tarde, se la llevé mientras la señora de mantenimiento le estaba sirviendo medio vaso de jugo de naranja.

Ivan: Naguara de rico, ¿Qué ensalada es esta?
Joseph: Es carne, yuca y ensalada, estoy compartiendo contigo mi cena, así que pórtate bien, mira que amo esa parrilla!
Ivan: Jajajaja, !Gracias Joseph!, tengo miedo de que me traten mal los policías, ellos nunca me dejan hablar, me tratan mal y me dicen loco, yo no soy loco!
Joseph: Quédate tranquilo Ivan, su competencia es ayudar a personas en auxilio, les explicaré tu situación.

Luego de esa respuesta se me ocurrió preguntarle si no quisiera volver a La Guaira, a lo que me explicó entre su dificultad para el habla, esto:

Ivan: No quiero volver a La Guaira, le doy pena a mis hermanos, no me quieren, yo quisiera volver a ver a mi papá, lo extraño mucho, la vida ha sido muy injusta conmigo, quisiera encontrar a alguien y que me explicara cual fue el propósito que Dios me puso a mi en la vida porque yo no sé cual es, me hacen falta mis papas, ellos si me querían y me daban cariño, ahora no están y me siento vacío, Joseph, yo quisiera tener un hermano como tú.

Luego de decirme eso en ese orden y usando esas palabras, terminé de corroborar que Ivan estaba cuerdo, que sabía lo que le estaba pasando, y que por alguna u otra razón deambulaba en las calles de Puerto Cabello desde hace un mes en busca de afecto, ese afecto que tanto necesitaba.

Joseph: Mira Ivan, la única persona que puede descubrir cual es tu propósito en la vida eres tú mismo, quizás tus padres cumplieron su meta al traer al mundo a una persona que al ser escuchada por otra, otorgará una lección de vida, como la que tu me estás dando en estos momentos, entiendo el vacío que sientes por tus papas, y déjame decirte que no se podrán llenar, porque los vacíos no residen en el estómago, sino en el alma, pero de lo que si estoy seguro es que te puedes llenar enorgulleciendo a tu papas que desde arriba te están viendo, haciendo el bien, y buscando superarte cada día.

Dicho esto, me ofreció un abrazo que no pude rechazar, y al terminar la cena, me dispuse a realizar el segundo llamado a la policía municipal ya que la patrulla que me iban a enviar inmediatamente no había hecho acto de presencia, realicé la llamada, y me dijeron que iban a volver a ordenar a la patrulla que se acercara al lugar, yo, con un ligero descontento, cuelgo.

El tiempo pasaba e Ivan no se movía de la silla, se hicieron las 11:00pm y noté que su cabeza tambaleaba del sueño, mirando una habitación que tenía disponible decido invitarlo a recostarse un momento, solo mientras llegaba la policía, se levantó y se dirigió al cuarto, por segunda vez le indiqué que solo era una siesta mientras llegaban las autoridades, y que estuviese tranquilo, que no le harían nada malo, me agradeció y antes de cerrar la puerta de la habitación intercambiamos una de las últimas palabras de la noche:

Ivan: Gracias Joseph, nunca me voy a olvidar de ti!
Joseph: Ni yo de ti!

Con Ivan durmiendo tomé por tercera vez el teléfono del hotel y realice la reiterada llamada a la policía municipal, en la que tuve una pequeña discusión con la persona que me atendió.

PM: Buenas noches. Policía Municipal, ¿En que podemos ayudarle?
Joseph: Buenas noches señorita, es el muchacho del hotel, es para comunicarle que la patrulla aún no ha llegado y de verdad necesito que venga porque no sé como atender al joven y no puedo tenerlo aquí porque su estado puede incomodar a los clientes y si mi jefe se entera de esto, de verdad me bota!
PM: Ay bueno señor ya yo le ordené a la patrulla que fuera, si no ha ido debe ser porque no vió ningún escándalo, pero ya va, ¿El indigente se encuentra afuera o adentro?
Joseph: Adentro mientras esperamos a la patrulla.
PM: Ay bueno señor pero usted lo aceptó ahí adentro.

Decirme eso me daño el día totalmente porque me di cuenta que en las tres llamadas que realice había hablado con una persona que no está capacitada ni para atenderse a si misma.

Joseph: Señorita soy humano, estoy ayudando a una persona que presenta una discapacidad mental pero necesito que alguien a quien sí le corresponde ayudar a una persona necesitada de ayuda haga acto de presencia, yo de verdad que no sé que más hacer y no pienso dejarlo en la calle otra vez, así que por favor les pido que vengan y me ayuden con el muchacho o me van a tener llamando toda la noche.
PM: Ay bueno señor dele dele.

Luego de esta última conversación me di cuenta que fue inútil acudir a la policía de mi ciudad, por lo que decidí preguntarle a mi amigo Hector que si estaba por la calle que me trajera la primera patrulla de policía que consiguiera, que la necesitaba.

Hector: Si, si ando en la calle con Marcel y Daniel, la estamos buscando, pero pareciera que se escondieron, no vemos ni una moto, vamos a ir a Tabú a ver si hay alguna por ahí y te aviso.

Tabú es una discoteca de mi ciudad, de moda últimamente y que normalmente en las afueras del local se encuentran policías "velando por la seguridad de los ciudadanos", ¡Sí, Entre comillas!

Al llegar a Tabú, Marcel por decisión propia decide bajarse y le explica la situación a una oficial que se encontraba en la parte delantera, específicamente en el asiento de copiloto del vehículo policial, a lo que la misma respondió -vamos a ver vale, que no tengo nada que hacer-.

Hector: Ya te encontramos la patrulla, vamos para allá, prepara una bombita pa' darle a los pacos.
Joseph: No les pienso dar ni para el refresco, ¿Oíste?

Pacos es como nos referimos coloquialmente a los policías en Venezuela, total que llegaron mis amigos con la patrulla siguiéndolos, quien diría que mis amigos iban a ser mas efectivos que la propia Policía Municipal.

Oficial: ¿Dónde está?
Joseph: En la habitación número seis.
Oficial: ¿Por qué lo dejaste pasar?
Joseph: Quería ayudarlo, sufre de una discapacidad y no quería dejarlo sin respuesta

El oficial y la oficial se dirigieron rápidamente a la habitación que abrieron de una manera muy escandalosa e innecesaria, encendieron la luz y le ordenaron a Ivan que se levantara, Ivan no entendía nada, pero se levantó.

Oficial: Levántate y sal, que loco soy yo!
Joseph: Cálmese oficial, ¿No está viendo la condición del muchacho? Lo está intimidando, por favor calme los humos.
Oficial: Muévete, te dije!

Ivan se levantó, se puso los zapatos y saliendo de la habitación tropezó y cayó sobre mi, pidió disculpas diciendo -Estoy ahuevoniao del sueño, perdón-, el oficial le correteó hasta la oficina y llegando a ella Ivan se volteó y tajante se expresó diciendo -Un momento, yo merezco respeto, yo no puedo dormir en la calle-, luego de eso el policía se mordió los labios y abrió la palma de su mano con la intención de darle un pescozón en la cabeza a Ivan, lo que produjo que instintivamente le colocara mi mano en el pecho al policía y le dijera -Le dije que se calme oficial-, el policía sostuvo una risa burlona y me dijo -No le voy a hacer nada, camina muchacho-, la oficial lo llevó hasta las afueras del hotel y antes de montarlo en la parte trasera del vehículo Ivan le dijo -Si usted cree que soy loco, esta muy equivocada, yo si tengo un problema, pero fue porque sufrí de meningitis a los diez meses, pero no estoy loco- todo eso escuchado por mis amigos que siempre se mantuvieron en la puerta del hotel esperando por saber que le harían a Ivan, mientras, yo me quedé en la oficina teniendo una última conversación con el oficial.

Joseph: Fueron 3 veces que los llamé y no obtuve respuesta, si fuese por ustedes y si esto fuera una situación de robo, un secuestro, una pelea, aquí no sé que hubiese pasado.
Oficial: Bueno no sé, mira hijo yo quisiera hacer lo que estás haciendo tú, ayudar a una persona, pero aquí no hay instituciones que se encarguen de atender esos casos, ¿No ves la cantidad de personas que hoy en día están en la calle?, aquí en Puerto Cabello no hay nadie que pueda ayudar a ese chamo, mi función era venir, sacarlo del hotel y que el siga su camino, además, tu no tienes por qué estar aceptando prestarle ayuda a personas así porque tu no sabes la doble intención que puedan tener ellas contigo.
Joseph: Señor oficial tiene razón en eso, quizás hoy en día no se puede confiar en ese tipo de personas por la situación de crisis social por la que está atravesando el país, pero mi instinto me grita que Ivan es una persona buena, y mire que de verdad necesita ayuda, por favor, entiendo que su función era esa, pero como persona, al menos llévelo al seguro social, seguramente allá lo podrán tratar o ayudar de alguna manera mejor que yo.
Oficial: En el seguro Social no lo van a aceptar, ya yo te dije cual era mi función, buenas noches.

El oficial sin dejarme dar respuesta salió del hotel y se montó en el vehículo, con Ivan en la parte  trasera inmutado, mirando hacia abajo y tocándose la oreja derecha a manera de distracción, antes de irse, la oficial baja el vidrio y dice en tono claramente alto, sarcástico y con un notable sentido subliminal -a la orden-, como si se tratase de un favor, disimuladamente me pidió plata, pero fue tan poco eficaz y tan mediocre su actuación que no le di ni las gracias, mis amigos y familiares me dicen que seguramente dejaron a Ivan unas tres cuadras mas adelante, o tal vez si lo dejaron en el seguro como le ordene al policía, pero de algo estoy seguro, y es que la lección que me enseño Ivan esa noche, no la olvidaré jamás, y que está anécdota de viernes por la noche, la sabrán hasta mis nietos.


  • La policía municipal de Puerto Cabello es un asco, así como la del país entero, y los que no se han dado cuenta espero que pronto lo hagan.
  • No tenemos una institución que auxilie a los entredichos, jóvenes abandonados y con alguna discapacidad mental.
  • No todo indigente tiene doble intención al momento de pedir ayuda.
  • Debemos hacer el bien sin mirar a quién, como ordena ese viejo refrán, nunca sabemos que cosas tan increíblemente buenas podemos extraer de la ayuda a un necesitado.
Ivan, te estimo, y espero que donde sea que te encuentres estés en busca de la superación, y que el universo conspire para que lo logres, confío en ti, en tu persona, y en tus padres que desde arriba te ayudarán a vencer los obstáculos que hoy en día Dios te presenta.

Con un sincero cariño, Joseph.







lunes, 6 de abril de 2015

No entiendo.


Siempre hay vacíos que sentimos que no podemos llenar, léeme bien, no se llenan, pues no residen en el estómago sino en el alma.

Qué digo? Qué expreso? Qué escribo? vivo amarrándome los dedos y amordazando mi garganta, vivo titubeando por una razón, cual razón? Que me motiva a titubear si lo odio tanto? dos perros gustan, pero un perro inspira, a manera de ejemplo claro está, solo escribo porque me ahogo en estas letras que claman por salir, aquí les otorgo libertad, no me llames inspiración querido amigo de madera, o querida amiga gris, que tu novela va a llegar y llorarás si se termina, mi novela es con la vida y con dos perros, digo, no soy yo, lo siento, aquí ya vuelvo, mi novela es con la vida y con mis propios sentimientos, no me creas tan idiota amigo invitado, y si no estas invitado pues también eres bienvenido, sentimientos tenemos todo, y los míos son muy fuertes, creyentes, amantes del amor, confiando en el lado bueno de las personas, puedo odiar, puedo querer, puedo amar hasta el final, como se mata un amor cuando estas seguro que es el Phoenix? Créeme, yo respondo que no lo sé, cómo lo mato?, quiero matarlo, ya lo he matado poquito a poco, va muriendo y lo he notado, pero a veces vuelve reforzado y me da miedo, me quiero ir lejos con mi cajita interna de sentimientos no extremistas pero cambiantes, no sé por qué tengo a dos personas dentro de mi, están peleando, no logro escucharlos, pero los siento, no los reconozco, no sé quienes son, quienes son? Eres tú molestándome otra vez? formas parte de mi? Te odio, Phoenix.


No entiendo.

domingo, 29 de marzo de 2015

Solo soy un niño.

He decidido, sin que el tiempo me detenga, o que el sueño me controle, abrir este blog. Pues tal vez ya era momento de soltar el lápiz y el cuaderno que me han acompañado desde mi amada infancia y empezar a plasmar en algún lugar, recóndito pero libre para ser visto, a mi consoladora mas eficaz, la escritura.

Conmigo nació, supongo al igual que todos, un yo interior que puede actuar en muchas ocasiones como mi madre, padre, hermano mayor, y sí! Definitivamente, como yo mismo. Tal vez es esa voz que deslumbra en el silencio para contradecirme cuando solamente busco la respuesta que deseo, o esa que insulta en mi cabeza al merecedor de una ofensa mientras yo simulo una sonrisa solo para lucir paciente y cortés. Ella, y digo ella por ser voz más que un yo, tiene el poder de hacerme sentir mal susurrando una cruda verdad que en ocasiones susurra por medio del cruel juego llamado "intuición", preferiblemente catalogado por mi como un don, privilegio o maldición.

No es tan mala esa voz, existen momentos en los que necesito ayuda y me da los mejores consejos, efectivos y rápidos al instante preciso, y luego de esas respuestas, empiezo a amarla, empiezo a conseguir a un amigo dentro de mí que puede acompañarme hasta los lugares en los que ni mi sombra puede estar, en los que los nervios congelan todo y solo existe ella como heroína, hambrienta por salvarme y hacerme sentir bien.

Me puede impulsar, puede hacerme realizar cosas que luego de hechas, desee dispararme en el corazón, o quizás lanzarme desde el balcón de un séptimo piso frente a una sociedad con ansias de comentar algo nuevo cada día, no importa qué, mientras sea un tema que pueda extenderse por al menos, una taza de café.

Como puedes leer, la voz tiene un poder muy grande sobre mí, por instantes pienso que soy un simple maniquí, y que lucho cada día por ser libre, pero de una u otra forma siempre consigue la forma de hipnotizarme y controlarme en la mayoría de mis acciones, excepto... Al escribir, solo aquí puedo abandonarla por momentos, solo aquí soy yo, solo aquí soy quien soy. Y luego de leer eso quizás te preguntes:

- Y tú, ¿Quién eres?


Y por siempre y para siempre, hasta mi último suspiro, hasta que las fuerzas naturales de la vida a las que soy propenso a ser vencido, me venzan, te responderé:

- Solo soy un niño, y me gusta escribir!